¿Y los líderes mexicanos?

13 septiembre, 2022

La concentración del poder económico y político es una tendencia consolidada en nuestro país. La riqueza se centraliza en un grupo “selecto” de personas, lo que plantea una desigualdad profunda e inhumana.

Ante esta situación se requiere un cambio de mentalidad y un pacto cívico. Un liderazgo emergente, más humanizado. Algunos de los patrones sociales que nos gobiernan (como el clasismo, la explotación laboral, el machismo, la evasión fiscal, la violencia, el abuso de poder y autoridad, por mencionar algunos y sin excluir los que faltan) no nos enorgullecen, no son justificados ni sostenibles.

¿Cómo deben ser, entonces, los líderes que cambiarán la realidad de nuestro país? Se buscan líderes renovados, agentes de transformación humana. Líderes que despierten, emancipados del yugo de una sociedad orientada al consumo y al poder. Líderes que no ambicionen únicamente lo material, o generar riqueza para ellos mismos o sus familias y a costa de otras personas. Se buscan líderes con una filosofía armónica y re-humanizante, regenerativa del tejido social, que estimulen hacer y disfrutar de una economía circular, incluyente y orientada al bien común. Se necesitan líderes ambientalistas y de visión planetaria, responsables del impacto social y ambiental de su gestión.

Soy testigo de que México cuenta con estos líderes de potencial humanizante. Pero reemplazar un modelo por otro supone un cambio de conciencia.

En mi lugar de empresario y dueño de empresa, siempre me interesé por la vulnerabilidad de cada uno de mis colaboradores y colaboradoras. Alcanza con acercarse a su vida para entender que su universo es mucho más que el puesto que ostentan dentro de una organización (un número de empleado). Me acuerdo de una vez que un colaborador me dijo: “Licenciado, usted no podría quejarse. Jamás ha sentido la pobreza.” Y, acto seguido, me invitó a su casa. Y fui, y pasé una tarde hermosa. Aquel día aprendí que la burbuja de abundancia en la que crecí no me había hecho indiferente a otras realidades, y que empatizar con el otro es una vía fecunda y productiva. Porque mientras algunos ven la desigualdad como un estigma, yo prefiero verla como una oportunidad de crecimiento para todos.

El compromiso con la igualdad implica bajarse del pedestal narcisista. Distribuir con amor y de mejor forma la abundancia generada, con justicia hacia los derechos humanos e individuales. Y se empieza por un salario justo y competitivo, humanizante. Después, es importante atender factores exógenos, riesgos psicosociales o accidentes de trabajo. Y, finalmente, asegurar estrategias de trabajo digno, que generen un clima de armonía e inclusión dentro de cada empresa.

Propongo empezar por los emprendedores, las micro y medianas empresas, que son las que sostienen la economía de nuestro país. Allí radica la fuerza de un cambio tangible, allí está la gran oportunidad del pacto cívico. Porque cada micro comunidad (cada empresa) es una representación de liderazgo y contiene, en potencia, una solución a la desigualdad.

A cargo de líderes humanistas, las pequeñas y medianas empresas se transforman en células articuladas, redes conscientes de desarrollo humano, plataformas de regeneración individual y social, centros generadores del bienestar. Pero se necesita un compromiso con la igualdad.

México requiere un nuevo paradigma de gestión, un liderazgo humanista que transforme al país para que todos juntos podamos gritar, con esperanza y amor, ¡que viva México!

Jaime Cervantes C.

Jaime Cervantes Covarrubias

Fundador y CEO de Liderálity | Accionista Vitalmex

Maestría en Desarrollo Humano, Universidad Iberoamericana, CDMX (México)
Maestría ejecutiva en Liderazgo Positivo Estratégico, Instituto de empresa, Madrid (España)

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