Los y las líderes empresariales no nacen, se hacen (parte 1)

20 septiembre, 2022

Fotografía. Jaime Cervantes C.

Las estadísticas de mortalidad en las empresas familiares son preocupantes, sólo el 25% de ellas logran el paso a la segunda generación y únicamente entre el 3 o 4% dan el salto a la tercera generación. Es una tasa de sobrevida muy baja. Una de las principales razones se debe a la formación del liderazgo de la siguiente generación, que generalmente es empírica cuando debiera ser programada y planeada, es más, uno de los objetivos más importantes de los padres empresarios.

Es indispensable invertir, a fondo perdido, en el desarrollo de los hijos empresarios; definir la filosofía familiar y plasmar el legado de los fundadores de una manera inspiradora; observar a los sucesores con amor y facilitar su florecimiento, primero como seres humanos y después como líderes empresarios; diseñar y planear una estrategia eficaz del proceso de sucesión y/o sentido de propiedad desde la infancia temprana; tomar decisiones amorosas y firmes que permitan la permanencia de la empresa y la derrama de beneficios a todos los interesados.

Invertir a fondo perdido

Nacer dentro de una familia empresaria no garantiza que la siguiente generación pueda liderar la empresa de la familia. Los padres empresarios son un modelo a seguir para sus hijos, influyen profunda y directamente en su actitud y conducta de vida, constituyen los cimientos de su proceso de individuación, por lo que el amor y la conciencia de una buena marentalidad y parentalidad empresaria son fundamentales en el devenir de un nuevo líder empresarial.

Educar a los sucesores en lo personal y lo empresarial es una inversión a fondo perdido, requiere de confianza ciega y visión de largo plazo para desarrollar un nuevo liderazgo en el negocio y asumir desde inicio que, origen no es destino: a algunos de los sucesores les interesará seguir con la empresa como proyecto de vida, a otros no, nada está escrito. Puede no existir retorno de la inversión, pero vale la pena realizarla debido al beneficio social que genera la empresa familiar como base de economía. Recordemos que el 84% de los empleos del mundo son gracias a empresas familiares, por ello su continuidad debe ser un compromiso de responsabilidad social.

El desarrollo social de los infantes tiene que ver, en primera instancia, con la extensión de las relaciones más allá de su familia nuclear, la empresa de la familia se convierte en un espacio ideal para los padres empresarios ya que estimula, involucra y enseña a sus hijos a convivir con la empresa en su primera etapa de vida. La idea es que comiencen a sentir amor por lo creado, a vivir y adoptar una filosofía empresaria desde pequeños dentro de una comunidad, y que paulatinamente, la vivencia diaria de familia-empresa influya positivamente en su autoconcepto como líderes empresariales, funcionales y con la voluntad de construir una mejor sociedad. Es importante comprender que eso requiere tiempo, los líderes empresarios no se dan por generación espontánea, requiere intención, compromiso e inversión incondicional sin perder de vista primero, que se debe formar buenas personas, y posteriormente a buenos líderes de empresa. En ambos casos la paciencia de los padres empresarios es una actitud clave para el éxito.

Desarrollar la vocación empresaria es un propósito superior y para forjarse es necesario respetar el tiempo que cada posible sucesor le lleve encontrarla y madurarla, hacerla parte de sí. Mientras, se debe acompañarles con prudencia, templanza y amor. No es una cuestión menor, exige observación de alto nivel para encauzar a los hijos, al tiempo también de mantener la estabilidad, crecimiento y salud de la empresa y preparar a largo plazo una sucesión que permita trascender el legado familiar a las siguientes generaciones.

Observar con amor a los posibles sucesores

La empresa y su propia dinámica puede cegar a los padres empresarios de mirar sus necesidades emocionales, psicológicas, sociales y hasta biológicas. La abundancia no suple la responsabilidad de la marentalidad o parentalidad y mucho menos el dotarlos de las necesidades biopsicosociales para formarse como buenos seres humanos, dentro de esa observación es necesario poner atención y dedicación intencionada en los siguientes elementos que ayudan a formar la individualidad de los hijos:

  • Apapacho. Abrazar su alma
  • Comprensión, validar su ser tal cual son
  • Armonía. Crear un ambiente saludable, seguro y placentero de convivencia en casa
  • Inspiración. Actuar con filosofía personal-familiar y ser ejemplo de congruencia
  • Apoyo. Proporcionar los recursos necesarios (sin exceso) para satisfacer sus necesidades básicas con inteligencia
  • Experiencias. Proveer educación, conocimientos y vivencias que nutran su desarrollo integral
  • Reconocimiento. Aplaudir sus éxitos y ayudarle a ser resiliente de sus fracasos
  • Límites. Reglas claras y firmes de convivencia para desarrollar una personalidad funcional.

La marentalidad y parentalidad empresaria requiere de la observación-acción para lograr una sucesión exitosa, es importante asumir la siguiente máxima, si quieres conocer a una persona bien, obsérvala, sin juicio, sin expectativa, solo obsérvala. Cada posible sucesor tiene una necesidad individual, el tiempo y proceso de individuación les permiten desarrollar ciertas herramientas, capacidades y competencias así como una madurez propia y socialmente funcional. Como empresarios se debe aprender a observar con atención, dedicación e intención el desarrollo de cada sucesor y esperar el momento preciso para tomar una decisión relacionada con el nuevo liderazgo del negocio, mientras tanto se sugiere que ese proceso de crecimiento se convierta una investigación simultánea al ejercicio empresarial en funciones y registrar en un diario todos los hallazgos asociados a cada posible sucesor, comunicarles el deseo de conocerles profundamente y mostrar interés genuino por su bienestar, desarrollo personal, profesional y empresarial.

Dedicar ese tiempo a cada integrante es amarles, es construir el simbolismo de la herencia simbólica no material, dignificar su existencia y la propia como un proveedor generoso y responsable de oportunidades para florecer en todos los ámbitos. Es parte importante del compromiso de ser padres empresarios, implica un esfuerzo que se suma a las exigencias cotidianas que en el tiempo consolidarán la cohesión familiar y el éxito empresarial. Tendemos a hacerlo empíricamente, y está bien pero, podemos hacerlo mucho mejor, que la experiencia sea un acompañamiento respetuoso, dirigido pero no intrusivo, y una guía constante para generar conocimiento y pensamiento crítico futuro, amor por la empresa y respeto a la comunidad.

La conformación de un vínculo y una relación saludable en la estructura de familia y empresa, es determinante en la gestación del autoconcepto de un líder empresarial más funcional y humano, se vuelve un requisito ineludible para la toma de mando del negocio familiar pero, durante ese proceso de observación es necesario asumir que la nueva generación no son por derecho, la mejor opción para tomar el liderazgo del negocio por lo que se sugiere eliminar ese pensamiento de imagen ideal para evitar posibles frustraciones. De la misma manera es recomendable no predisponer que el primogénito será el mejor sucesor y descartar a los demás integrantes de la familia, todos pueden tener el potencial de tomar el liderazgo, pero hay que poner atención en quién es el/la mejor candidato/a y por último, se sugiere también en dejar de pensar que sólamente dentro de la familia se encuentra los posibles sucesores, el mando de la empresa puede consolidarse con otras opciones creativas y seguir sirviendo las necesidades de la familia.

La propiedad no necesariamente requiere del involucramiento operativo de la familia pero sí el saber que siempre hay que cuidar y ver por la prosperidad del negocio y de su gente desde un ejercicio de dueñez cercano y meticuloso.

El desarrollo humano de la familia y sus integrantes sirve para potenciar las capacidades individuales, algunos dentro del proyecto familia-empresa pero es necesario comprender y validar que en ocasiones otros integrantes, su perspectiva, visión, anhelo o vocación no estará alineado al negocio creado y sería un error forzar/obligar vivir ese proyecto, en lugar de eso es mejor facilitar el sentido de pertenencia, conciencia de propiedad o ser buenos dueños, ya sea de forma activa o pasiva y cultivando el saberse empresarios en toda la extensión de la palabra con el compromiso y la responsabilidad que implica serlo hacia un impacto social positivo, estando fuera o dentro a través del vivir una filosofía familiar conciente y congruente.

Jaime Cervantes C.

Jaime Cervantes Covarrubias

Fundador y CEO de Liderálity | Accionista Vitalmex

Maestría en Desarrollo Humano, Universidad Iberoamericana, CDMX (México)
Maestría ejecutiva en Liderazgo Positivo Estratégico, Instituto de empresa, Madrid (España)

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