Microimplementación de políticas públicas al interior de las empresas
22 noviembre, 2023
El siguiente aforismo es una máxima empresarial: “No existe empresa sin persona” y, cuando no se vive esta intencionalidad, el bienestar común, la prosperidad y la sostenibilidad se ponen en riesgo de perdurabilidad.
Urge volver a situar, en la mente de la gente líder y empresaria, a la persona en el centro de la actividad empresarial, como el elemento de mayor valía en cualquier negocio o proyecto. Retomar el humanismo como pensamiento filosófico, es pertinente para redignificar la existencia de la especie humana de forma ecológica, conciente y transdisciplinar, y obrar en consecuencia personal y cívica. Un liderazgo humanista tiene como propósito contrarrestar la injusta opresión utilitaria, cosificadora de la población trabajadora y de forma indirecta de la población marginada y detener la progresión de la desigualdad, hacer empresa con espacios de trabajo digno. Es necesario impulsar la incidencia empresarial y potenciar la fuerza de trabajo mediante la formación de líderes que funjan como agentes de transformación y reconstrucción del tejido social. Coconstruir una conciencia trascendental, colectiva, que mitigue la tendencia inconsciente y destructiva de la especie y del medio ambiente que hoy se vive.
El Estado tiene la responsabilidad de garantizar las necesidades y los beneficios para experienciar una vida digna de la población. Las empresas son actores responsables de hacerlo también a través de la implementación de políticas en beneficio de las personas, el bien común.
Al interior de las empresas, el compromiso del trabajo digno y todas sus implicaciones positivas se debe visualizar por medio de la introyección estratégica de un Enfoque Centrado en las Personas (ECP) sin perder de vista que el negocios debe progresar y rendir cuentas para lograr lo anterior. El ECP busca satisfacer las necesidades individuales y colectivas de los y las trabajadores y aplica todas las iniciativas pertinentes por medio de políticas de empresa humanista, todas ellas traducidas en el diseño de medidas concretas que logren el beneficio colectivo de las y los colaboradores, así como la prosperidad de la entidad productiva, es un binomio indivisible.
¿Qué es una empresa sin sus colaboradores y qué es una empresa sin su riqueza? La respuesta es clara: una entidad vacía, desprovista de la esencia humana que impulsa su progreso. Sin riqueza, una entidad muerta que no puede generar oportunidades para cada persona. Colocar a la persona en el centro de la actividad empresarial no es solo una opción ética, sino una estrategia inteligente y sostenible.
En este contexto, la implementación de políticas públicas al interior de las empresas surge como un catalizador de cambio. Pero, ¿qué entendemos por políticas públicas en el ámbito empresarial? No se trata solo de palabras elegantes en un manual de recursos humanos, sino de acciones tangibles que influyen directamente en la vida de quienes conforman el corazón de la organización y, por supuesto, fuera de sus paredes.
¿Qué son las políticas públicas?
Las políticas públicas son acciones gubernamentales con objetivos de interés público, surgidas de un proceso riguroso de diagnóstico y análisis de factibilidad. Dos características fundamentales definen una política pública: busca objetivos de interés público y resulta de un proceso de investigación que garantiza la elección de la mejor alternativa para resolver un problema público específico. Estas acciones son diseñadas y gestionadas por el Estado a través de su gobierno y de la administración pública. Esa es la definición más teórica posible.
No obstante, en las distintas fases del ciclo de las políticas, los gobiernos no son los únicos actores relevantes (por eso se realizan foros o parlamentos abiertos para conocer la opinión de la academia, la sociedad civil y el sector privado antes de la aprobación de ciertas leyes). Si bien las políticas públicas se manifiestan como una acción gubernamental, su alcance va más allá de esta esfera exclusiva. Es decir, si bien toda política pública es una acción de gobierno, no se reduce sólo a éste sino que debe extrapolarse y adoptarse con civilidad responsable por cada persona que vive en el país o lugar de aplicación, ergo la gente de empresa.
En México existen leyes y normas de cumplimiento obligatorio que son el marco jurídico en el que operan las empresas. Actualmente se discute la reforma laboral para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales (con lo que se cumpliría lo que aquí les he reiterado: 33% del tiempo dedicado al trabajo; 34% a nuestros afectos y el otro 33% al descanso conciente).
No obstante eso, desde mi perspectiva (mi congruencia filosófica), una acción de gobierno que no persiga el interés público o que carezca de un sustento en un proceso de diagnóstico y análisis no merece el título de política pública; es simplemente un acto de autoridad. Nada detiene a las empresas a contar con un amplio programa de políticas en beneficio de las personas. Nada.
Microimplementación
El reto de crear políticas públicas en las empresas es la implementación y mantenimiento eficaz durante el tiempo. Llevar a la práctica el diseño que hemos elegido y construido para abordar un problema social específico no es fácil y menos cuando existe la idea de reformar los negocios de forma humanizante. Todo es un proceso que traduce las ideas y particularidades de lo que se anhela que suceda, la ejecución y sus acciones concretas.
Cuando hablamos de estrategia de empresas prefiero el término microimplementación (empecemos en pequeño, es decir; tu comunidad en la que puedes influir), porque el alcance de las políticas de empresa es más eficaz que una política pública de Estado. Por más grande que sea la entidad productiva privada, su incidencia es focalizada en una comunidad contenida y determinada por la propia actividad. La idea de hacer políticas de empresa (públicas) es recomponer el tejido social de forma consistente en esa comunidad. Las empresas, quiero decir, impulsan el bienestar social y poco reflexionamos sobre ese rol. En ese sentido, la microimplementación es una herramienta para incidir en bloques, de lo micro a lo macro: empezando por cada persona que trabaja, familia por familia, comunidad por comunidad, empresa por empresa hasta hacer la diferencia en el país y en el mundo.
Reconstruir el tejido social una comunidad a la vez
La esencia de estas políticas reside en acciones concretas que incidan positivamente en la vida de quienes constituyen el núcleo de la organización. Este no es un ejercicio retórico plasmado en manuales de recursos humanos; es la puesta en práctica de políticas o medidas funcionales, co-construidas en concertación colectiva, tangibles, que influyen directamente en la calidad de vida de la plantilla laboral y más allá.
Estas políticas públicas empresariales abarcan entonces, a mi juicio, cuatro dimensiones: el desarrollo personal, el profesional, lo familiar y lo social o cívico. Cada política debe ser capaz de crear un buen equilibrio; es decir, propiciar la estabilidad de la persona que trabaja, y, de esta forma, por cuenta propia y motivación interna, mejorar su desempeño en la empresa. Enumero algunas que se pueden microimplementar de forma enunciativa más no limitativas:
1. Política de sociabilidad: Orientada a promover el sentido de pertenencia de las y los colaboradores y a reducir la rotación no deseada en las empresas.
- Reglas de convivencia organizacional.
- Estatutos de colaboración e interdependencia de áreas: Manual de Gestión Humana y Reglamento Interno de Trabajo.
- Lineamientos de Comunicación Interna y Externa.
- Código de confianza organizacional.
- Lineamientos del ejercicio comunitario en la organización.
- Lineamientos de reconocimiento individual y colectivo.
2. Política de Responsabilidad Social: Orientada a la conducta de la empresa hacia adentro y hacia afuera, y al compromiso con la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en todas sus dimensiones.
- Código de ética y moral.
- Estatutos para la integridad y cumplimiento organizacional.
- Lineamientos para la implementación y ejecución eficaz de una estrategia DEIII (Diversidad, inclusión, igualdad e imparcialidad) en la entidad.
- Lineamientos para la solidaridad interna y externa.
- Estatutos normativos para la sostenibilidad del negocio.
3. Política de Visión Empresaria y Acción Cívica: Orientada a la consolidación de la filosofía y la estrategia de la compañía a largo plazo sin dejar de ver que formas parte de una ciudad y un país, y que tienes un compromiso cívico con ambos.
- Estatuto de la positividad, el optimismo y la esperanza organizacional.
- Política de planeación estratégica y financiera.
- Lineamientos para la innovación, la iniciativa y la creatividad.
- Manual para la administración del cambio y la adaptabilidad al contexto.
- Lineamientos para el análisis y la toma de decisiones: pensamiento crítico.
- Política de acción cívica.
Implementar políticas públicas de empresa humanista, al interior de las organizaciones, exige un enfoque humanizante, estratégico y reflexivo. Las y los líderes empresariales deben, en primer lugar, reconocer la centralidad de la persona en el entramado organizacional.
La estrategia de microimplementación puede basarse en la identificación de factores críticos a intervenir para perseguir cotidianamente bienestar. Es necesario realizar diagnósticos o investigaciones constantes, tanto cualitativas como cuantitativas, que estén respaldadas en los datos concretos de los factores asociados a problemas sociales y necesidades humanas para después intervenir focalizadamente. Además, una política de empresa que no se encuentre fundamentada por la filosofía empresarial es letra muerta.
Reportes que evidencian la incidencia positiva de los programas de salud integral, la jornada reducida, el teletrabajo, y otras iniciativas similares, sirven como pilares fundamentales en la toma de decisiones. La comunicación transparente y la participación activa de las y los colaboradores en el diseño e implementación de políticas son esenciales. La co-construcción de un entorno inclusivo donde se valoren las voces y necesidades individuales contribuye a fortalecer el tejido social dentro de la empresa.
Consideraciones
Para que estas políticas públicas empresariales surtan efecto es esencial que las y los líderes adopten un enfoque humanista. La esencia del liderazgo humanista radica en la comprensión profunda de que cada colaborador es un ser humano con necesidades, aspiraciones y potencialidades únicas. La elección entre un enfoque utilitario y el humanista puede marcar la diferencia entre la mera existencia y la trascendencia. La microimplementación de políticas públicas dentro de las empresas no constituye simplemente una estrategia de gestión; es un compromiso con el bienestar de las personas y una apuesta por un futuro sostenible.
Es urgente, por lo tanto, impulsar a los líderes empresariales hacia este paradigma transformador. Convertirse en agentes de cambio implica no solo la implementación de políticas públicas internas, sino también una profunda reflexión sobre el propósito y la trascendencia de la empresa en la sociedad. No podemos pasar por alto la interconexión entre el bienestar humano, la prosperidad empresarial y la sostenibilidad ambiental.
Jaime Cervantes Covarrubias
Fundador y CEO de Liderálity | Accionista Vitalmex
Maestría en Desarrollo Humano, Universidad Iberoamericana, CDMX (México)
Maestría ejecutiva en Liderazgo Positivo Estratégico, Instituto de empresa, Madrid (España)
Fuentes:
Pressman, J. L. y Wildawsky, A. (1998), Implementación. Cómo grandes expectativas concebidas en Washington se frustran en Oakland. México, D. F.: Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública, A. C. y Fondo de Cultura Económica.
https://www.iexe.edu.mx/top-entradas/que-son-las-politicas-publicas/