La empresa familiar: una mirada desde la tercera generación
24 abril, 2023

Las empresas familiares son el pilar de la economía mundial, gracias ellas millones de personas trabajan y disfrutan de la vida con mejores condiciones. Desafortunadamente sólo el 25 % de ellas sobrevive a la segunda generación y un 4% sobrevive a la tercera generación y eso se debe al desconocimiento, a la falta de comprensión, de que la empresa y la familia son dos sistemas distintos pero interdependientes, con reglas, funcionamientos y necesidades diferentes y a la vez correlacionados.
Las empresas familiares son aquellas que conjuntan en su funcionamiento ambas filosofías, con el objetivo de crear proyectos inspiradores y redituables. Si se hace de manera saludable, con el fin de garantizar el bienestar tanto en la familia como en la empresa, la sostenibilidad de los proyectos de empresa y familia se exponencia de forma considerable.
Para que esto suceda, el sistema central, la familia, tiene que ser la punta de lanza que impulse el proyecto, de ahí emanan los fundamentos del emprendimiento. Y esto es posible si en su interior el funcionamiento está orientado al bienestar individual y colectivo de su gente
Una empresa familiar es un sistema complejo: alberga en su interior a una familia, como centro, y alrededor de ella gira una estructura social y corporativa muy compleja.
La familia es el sistema central en el funcionamiento de las empresas familiares y está compuesta por un grupo de personas que comparten vínculos de convivencia y consanguinidad, anhelos e intereses, parentesco y/o afecto.

Todas las personas que forman parte de la familia interactúan en pro del funcionamiento del sistema familiar. Sin embargo, el funcionamiento puede no ser el adecuado si una o varias de las partes no están del todo alineadas a la filosofía, el propósito, los valores y/o objetivos propuestos por la mayoría.
Para que este sistema central funcione de manera adecuada es necesario que existan cinco elementos esenciales.
1. Lazos estables y saludables entre todos los miembros de la familia.
Los vínculos y la calidad de las relaciones es lo que marca la diferencia en las actitudes de cooperación, amor y procuración del proyecto familiar.
2. La satisfacción mutua de necesidades.
Las familias son microambientes promotores de desarrollo y florecimiento de sus miembros. Esto se logra a través de un compromiso genuino con los proyectos y aspiraciones individuales y un acompañamiento amoroso en la persecución de los proyectos de vida.
3. La reproducción de la cultura y la sociedad.
Las familias reflejan filosofías, actitudes, ideologías y hábitos de la sociedad a partir de interiorizarlos y adaptarlos al núcleo familiar. De esta manera existe un intercambio constante de información entre la comunidad extensa y las familias.
4. Las familias representan un espacio que promueven sentimientos de protección y seguridad tanto físico como emocional.
Es así como los núcleos familiares son cruciales en el desarrollo de la autoestima y la autonomía de las personas. A mayor confianza y seguridad, mejores herramientas de afrontamiento obtienen los miembros de la familia para desarrollarse fuera del núcleo.
5. La libertad de expresión y el florecimiento.
Cada persona dentro de la familia es auténtica, valiosa y diferenciada de las demás. Validar su existencia es sinónimo de reconocer su valía e importancia. Por lo tanto las opiniones de cada uno de los miembros son válidas y apreciadas, y deben utilizarse para impulsar no sólo el florecimiento individual, sino también el proyecto común que se construye.

Las familias empresarias humanistas son entidades que buscan generar valor y construir un mejor tejido social, más armónico, justo y próspero. Si bien el valor económico es crucial en la sobrevivencia de las empresas, también es importante encaminar el propósito de cada empresa familiar hacia el bien común y con ello alcanzar un futuro inspirador y rentable que asegure la sostenibilidad no sólo de la empresa, sino también de los vínculos familiares y la oportunidad de un buen vivir para muchas personas
Este propósito es la materialización de la intencionalidad detrás de una posición de dueñez familiar. Un deseo que empezó con el trabajo de una persona, o en conjunto con más integrantes de la familia y que se ha construido a lo largo del tiempo y que tiene una carga emocional significativa. Por eso las empresas familiares son particulares en sus filosofías, pues están construidas alrededor de un proyecto de vida y de los vínculos afectivos que lo acompañan.
No basta solamente con que existan vínculos y consanguinidad, ni tampoco con que haya propósito. Las empresas familiares se consolidan a partir de reglas y lineamientos administrativos que marcan las pautas de interacción, las decisiones estratégicas y la administración. Por lo que es importante que exista una buena gobernanza en sus procesos tanto familiares como empresariales de lo contrario su supervivencia se pondría en incertidumbre.
No todas las empresas familiares tienen las mismas características y eso es lo que realmente genera riqueza en el mundo empresarial. Las diferencias radican en el nivel de interacción de las personas que las fundaron y de cada integrante de la familia cuando participan en la ejecución, la estrategia y/o la gestión de la empresa, así como en las aspiraciones y expectativas de cada una de las personas que integran el núcleo familiar. Esto un abre el abanico infinito de posibilidades construir filosofías alrededor de los proyectos de familia-empresa y deja entrever cómo el crecimiento de la empresa viene de la mano con la interacción sana de el sistema central: la familia.
El liderazgo humanista promueve el desarrollo de las familias empresarias a través de un acompañamiento conciente, psicoeducativo y que aprovecha la sabiduría de la misma familia para clarificar el descubrimiento de su propósito, la reparación y consolidación de sus vínculos y la generación de una estrategia sostenible.
El enfoque centrado en la persona es lo que fomenta e impulsa que se tomen en cuenta los procesos individuales y se adapten las necesidades de las familias empresarias, pues cada una de ellas trae al proyecto de empresa valores, actitudes, vínculos y pensamientos particulares que requieren de una individualización en el acompañamiento de su proceso de transformación.
El desarrollo de actitudes humanistas en los miembros de la familia da como resultado la interacción saludable y constructiva necesaria para guiar un proyecto empresarial sostenible.
Cada una de las personas que forman parte de la familia tiene derecho a beneficiarse directa o indirectamente del proyecto, sin importar su nivel de interacción en la empresa, pues una familia empresaria es aquella que, como sistema, está al servicio del bienestar tanto colectivo como individual.
Por último, cabe recordar que no hay empresas sin personas.

Minerva Cervantes Ponce
Co-Fundadora y Gerente de Diseño y Contenido de Liderálity
Maestría en Psicología Clínica de la Salud
Maestría en Psicología Cognitiva Conductual, ISEP, Barcelona
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